Continúa el festival de prórrogas en el bloque

El antecedente más lejano de las prórrogas en nuestra región fue el de la lista común de la antigua ALalc: debía confeccionarse con nóminas de mercaderías que al final del período de 12 años programado deberían tener libre circulación entre los países miembros. Es decir; alcanzar el funcionamiento de una zona de libre comercio. La lista se confeccionaba en cuatro tramos, cada tres años, cada uno de los cuales incluía el 25% de los productos. Se confeccionó solamente el primer tramo, en 1964, dado que fue bastante fácil incluir  mercaderías que se importaban normalmente en los países miembros. Nunca se pudo concretar el segundo tramo, por lo cual se prorrogó la fecha de su confección, algo que nunca se alcanzó.

La misma Alalc tenía un plazo de 12 años que vencía el 31 de diciembre de 1973 para concretar la zona de libre comercio. En Caracas, en 1969, se prorrogó el lapso hasta el 31 de diciembre de 1980. Plazo que tampoco se cumplió y entonces se creó la actual Aladi.

El verbo provocar es el que mejor saben conjugar nuestros gobernantes y funcionarios. Una nueva prueba de ellos son las normas adoptadas recientemente por el Consejo del Mercado Común del Mercosur en Brasilia.

Once de las Decisiones adoptadas implican prórrogas o modificaciones que incluyen prórrogas acerca de diferentes temas, todos de suma importancia para el funcionamiento del bloque. Alguna de esas normas implican de hecho una nueva prórroga a la puesta en funcionamiento de la unión aduanera que está prevista para antes de 2019. Hace ya unos años, el Consejo del Mercado Común estableció (decisión 10/2010), con respecto a la implementación y puesta en vigencia de la futura unión aduanera que la misma arrancaría «a más tardar el 1º de enero de 2019».

Algunas de las nuevas decisiones adoptadas en Brasilia contradicen el funcionamiento de una unión aduanera. Por ejemplo: permitir la utilización del draw back o la admisión temporaria hasta 2023 para fabricar productor destinados a otros países socios; mantener los regímenes nacionales sobre importación de bienes de capital hasta 2021; permitirles a la Argentina y a Brasil mantener 100 ítem de la nomenclatura con un derecho de importación diferente al establecido por el arancel externo de importación diferente al establecido por el arancel externo común, a Uruguay y a Venezuela hasta el 2022 y a Paraguay hasta el 2023; prorrogar el régimen de origen hasta el 31 de diciembre de 2023 (en una unión aduanera no debe funcionar un régimen de origen interno dado que la misma incluye un único territorio aduanero); se modifica la decisión 8/94 con el agregado de que las mercaderías originarias de un Estado parte o de un tercer país que cuente con las mismas reglas de origen que los miembros, no perderán el carácter de originarias por haber ingresado en una zona franca o en un área aduanera especial. El proceso de integración latinoamericano comenzó en 1960, hace 55 años. Ni la Alalc, ni la CAN, ni la Aladi, ni el Mercosur alcanzaron sus objetivos. Es una pena porque la integración económica y comercial, no la política, ha demostrado ser en otras regiones del mundo un éxito. Aunque tampoco es una panacea.

Fuente: LA NACIÓN

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