El problema Argentino radica en las fallas del ámbito institucional

El transporte por agua y la logística portuaria para el comercio exterior tienen diagnósticos. sobredimensionados y soluciones raquíticas. La sensación instalada es que se sabe, y mucho, qué hay que hacer, pero se desconoce cuándo, cómo y quiénes lo harán.

Profesionalismo al margen, la nueva gestión no tradujo en el organigrama las tendencias que ya se probaron: nadie habla ya de modos de transporte sino de sistema de logística. «No debemos pensar más al transporte por su apellido», señaló día atrás el especialista de la Cepal Ricardo Sánchez.

Cinco años atrás, junto con Daniel Perotti, Sánchez advirtió que entre 2016 y 2020 llegarían a América del Sur buques de 13000 TEU: el 18 de diciembre de 2015, el puerto Buenaventura de Colombia recibió el buque más grande que llegó a la región, el Maersk Edinburgh, con 367 metros de eslora, 48,2 de manga y 13.102 TEU de capacidad. La llegada de este buque coincide casi con la inauguración de las nuevas esclusas en el Canal de Panamá.

Hablar de sistema y lo logística no es lo mismo que hablar de transporte y de puertos. Los primeros conceptos son los que deben primar porque están íntimamente ligados al desarrollo de la economía de un país. Los segundos son meras herramientas de operaciones de comercio exterior: exportaciones e importaciones que, si bien son partem no tienen el peso que que tiene que hablar de «desarrollo de la economía nacional».

La visión de que el transporte es tan sólo una parte de una política logística al servicio del desarrollo económico, del país no logra imprimirse en el Estado con el pasar de las administraciones.

Sólo a modo de ejemplo: del Ministerio de Transporte (no deja de ser un gran avance lograr que el transporte tengo un ministerio) dependen las subsecretarias de transporte «por modo»: ferroviario, carretero, aéreo, pero no hay lugar para el fluvial y marítimo ( a pesar de que el 90% del comercio exterior se mueve por agua), que está por debajo del área de puertos y vías navegables.

«Se enuncian proyectos, programas o planes y no se discuten cuáles son los principios que guían esa política. Se empieza al revés y las políticas no son estables. Corea logró reducir a más de la mitad su costo logístico: empezó por delinear principios, los insertó en un plan estratégico y ya con la institucionalidad lograda hizo las políticas y los programas sectoriales. Alemania estuvo durante un año haciendo reuniones, se pusieron de acuerdo y al año siguiente estaban ejecutando los planes», reflexionó Sanchez. En ningún momento refirió a problemas financieros para avanzar en esto. Sí de problemas institucionales.

Fuente LA NACIÓN 

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